Thursday, June 28, 2007

de regalos.-

Hay ciertas cosas que nos suceden en el día día, que en ocasiones nos parecen cotidianas pese a que son capaces de sacarnos una sonrisa o un suspiro; estas pequeñas cosas nos alegran por instantes, minutos, horas o por días enteros, estas pequeñas cosas son los regalos de la vida.
Por ejemplo, cuando no puedes más y tienes que pedirle prestado el baño a tu novia, sabes que los tacos de la noche anterior surtirán un efecto terrible pero no puedes más, te dispones a realizar la penosa actividad cuando te das cuenta que en el baño además de un extractor de aire hay una gran variedad de aromatizantes del tipo "Glade"; ESO es un regalo de la vida.
Cuando estás en un lugar y por casualidad te encuentras a alguna ex acompañada de un tipo que lejos de ser poco simpático, es además notablemente más feo que tú; el regalo mejora si tu vas acompañado de un bombón. Vaya regalo de la vida!
Los días que despiertas con una hueva terrible, te fijas en tu reloj y te das cuenta que ya es hora de levantarte para ir a trabajar; segundos después reaccionas y te das cuenta que es sábado.Aprietas los ojos, sonríes y te acurrucas nuevamente entre tus sábanas disfrutando ese regalito de la vida.
Que decir de las ocasiones donde estás en un sitio público y eres acechado por unas terribles ganas de cagar, encuentras el baño y al abrir la puerta la vida te regala un sanitario tan limpio como el de tu casa.
Otro regalo sin duda es encontrar en aquella chamarra que hacía meses no te ponías un billete que habías olvidado en la bolsa, este regalo es mejor cuando faltan todavía nos 4 días para la quincena y ya andabas de perro.

Y a ti ¿qué regalos te ha dado la vida?



AVISOS DE OCASIÓN


aquí les dejo el gráfico del libro que se aventó un buen camarada. Si eres parte del promedio de mexicanos que no lee un carajo sólo te puedo decir que hasta mi novia que no lee, ya lo leyó.

Thursday, June 21, 2007

de adaptaciones .-

Regresar a tu lugar de origen a veces no es tan fácil. Implica una serie de cambios que podrían parecer por demás burdos, sin embargo, son tantos los pequeños y burdos cambios que juntos se convierten en un dolor de huevos.

Ahora no trato con lindas ejecutivas de cuenta que usan pequeñas falditas y coquetas blusitas marca Armani o con sexys diseñadoras con jeans ajustados. Ahora mis tratos son con secretarias de empresas transportistas, no obstante, debo ser muy cordial y simpático con ellas hasta el punto de regalarles un piropo de cuando en cuando; ésto facilitará mis embarques.

Ahora no voy a juntas con guapas directoras de mercadotecnia, ahora estoy con Ingenieros que para nada embellecen en panorama. Mi actual oficina no tiene aire acondicionado, mucho menos una bella vista a una gran avenida y lejos de estar amenizada con hits del momento, ahora se escuchan Los Bukis, Los Rehenes, Los Mier y por supuesto a todas las agrupaciones actuales de pasito duranguense.

Mis jueves sociales siguen siendo de baraja sólo que ahora yo soy el más joven del grupo,el resto son señores de entre 45 y 60 años. Me divierten sus pláticas sobre el comportamiento de los hijos, las quejas de sus mujeres y sus esporádicas infidelidades.

También hay cosas buenas, ahora desayuno y comida los hago a mis horas, ambos acompañados de heladas cervezas. Mi ropa siempre está lavada y planchada, mi auto siempre limpio también.

"O te aclimatas o te aclichingas" me dijo mi abuelo Eduardo.

Thursday, June 14, 2007

de regreso.-

Así es chicos, La Bitácora del Insomnio está de regreso, a partir de hoy vuelven las periódicas publicaciones de jueves y con ellas más concursos, más regalos, anéctodas y cuestiones sin sentido alguno.
En esta ocasión, compartimos una anéctoda por demás hilarante, bizarra y con tintes de ciencia ficción que tuvo lugar hace un par de semanas en Amsterdam. Es un poco largo pero interesante.
Y dice:

Pasaba la media noche y yo, pasado de cerveza y marihuana me fui a acostar. En mi habitación había 3 camas literas, 4 desconocidos, un amigo y un baño pequeño para los 6.
Esa noche yo fui el primero en llegar, con trabajo me quite los calcetines y con más trabajo subí a mi cama, la cama número 5.
Disfrutaba con los ojos cerrados los efectos de la mezcla del alcohol y marihuana que había en mi cuerpo, podía escuchar perfectamente el sonido de los tacones de esas chicas al contacto con los adoquines de la calle, escuchaba sus pláticas, sus risas, sus ires y venires.
Luego me dormí. Creí haber dormido mucho cuando sorpresivamente fui despertado; pasaba que en el baño estaba una chica, la cual para efectos prácticos llamaremos Helena en lo sucesivo, estaba Helena pues, dando un concierto de gemidos tan fuerte que logró despertarme, mi amigo también estaba despierto.
Al principio y aún apendejado por la mota y medio dormido creí que Helena se sentía mal y estaba tratando de vomitar, pero no, Helena estaba disfrutando la cogida que le propinaba un tipo al cual llamaremos Roy.
Helena entonces se dedicaba a gritar cualquier tipo de obsenidades mientras que de Roy sólo escuchábamos leves suspiros, leves y eventuales suspiros.
Imposible dormir de nuevo, la puerda del baño quedaba justo a mi lado y Helena parecía perder el pudor mientras encontraba el orgasmo.
De repente el espectáculo terminó y en 2 minutos Helena y Roy habían salido del baño y sólo se escuchó cuando se tiraron a la cama, en ese instante se abrió la puerta, eran los chicos de las camas 3 y 4 que llegaban a descansar.
El de la 4 era un tipo enorme el cual se dirigió directo al baño sin imaginar de lo que éste acababa de ser testigo.
Luego todo volvió a estar en silencio y yo casi recuperaba el sueño hasta que un ensordecedor ruido me despertó, era Helena tirada en el piso y cada intento por levantarse se convertía en sinónimo de un nuevo golpe, finalmente se puso de pie de pie mientras se balanceaba en círculos, quizá en espera de una nueva caída.
Helena debió haber tenido mucho calor pues de repente se deshizo de sus jeans, con muchísimo esfuerzo, mucho más del que a mi me tomó quitarme las calcetas. Finalmente lo logró.
La medida para el calor fue tan drástica que el frío provocó en Helena unas incontenibles ganas de mear; ésta en su borrachera y demás, pensó quizás que el baño era un lugar complicado para tal labor, pensó que la mochila de Roy sería un lugar más práctico, más cercano. Y allá va, en la esquina de la reducida habitación se postró Helena deleitándonos en esta ocasión con ese peculiar sonido de la meada.
Yo ya no sabía si aplaudir, correr o despertar a los demás. Atiné por intentar dormir nuevamente mientras Helena trataba de subir a la cama 1 donde dormía Roy. Un golpe nuevo y 3 intentos pusieron a Helena sobre Roy, éste ni se inmutaba.
Dormité unos minutos más cuando el sonido de la meada me despertó nuevamente, esta vez Helena estaba al pie de mi cama. Esta vez sin pensarlo me levante y tomé mis cosas.
El grandulón de la cama 4 me preguntó si yo conocía a la meona, le dije que no, que no fuera descalzo al baño y que yo ya me iba.